Como todos hemos escuchado, Tom Ford dirige esta película. A la cual he decidió catalogarla dentro de mi muy personal parámetro, llamado: Little Poetic Sequences.
El cual se refiere a aquellas películas que están llenas de secuencias obligadamente cuidadas y estudiadas, que manejan un aire de diferenciación y melancolía, que cuentan pues, con un lenguaje visual exquisito. Poesía Visual.
Recuerdo que mi profesor de cine en video no aprobaba este tipo de secuencias y le molestaba de sobremanera que yo realizara algún tipo de estas al grabar mis ejercicios.
"No te entiendo, nada mas no te entiendo", me decía antes de comenzar a rodar. Siempre terminaba peleándome con el, porque prefería las de tipo gore de algunos de mis compañeros antes que las mías.
Después comprendí que simplemente no estábamos sintonizados, no teníamos los mismos gustos, ni consumíamos el mismo cine.
Y es que precisamente esto de las LPS, puede ser catalogado también como cine de arte, pero no todo el cine de arte cuenta con estas características y todo lo que se cataloga como cine de arte no siempre esta, tan exquisitamente cuidado.
La cinta narra un día en la vida de un hombre que se encuentra abatido por la repentina muerte de su pareja en un accidente automovilístico. Casualmente este día, es el que ha elegido para suicidarse.
Ford se centra no solo en el lenguaje visual de la narrativa, pone en primer plano a los detalles. Interiorismos, indumentaria y alusiones que remiten a la época (PSYCHO y Kortajarena), son los elementos que van formando a la cinta y la convierten en un corto pero agradable viaje visual. Un guión sólido y una acertada duración, nos dejan queriendo tener más de Ford.
No se pierdan el debut del diseñador como director, una muy grata sorpresa que en verdad ya nos esperábamos.
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